Soy algo más que todas mis batallas perdidas o mis horas de desconsuelo. Me niego a ser también parte de quien me hizo daño. Lo que refleja mi espejo en el presente es la actitud ante ese pasado que lejos de borrar, acepto y supero para ser alguien más fuerte, más digno.
En las últimas décadas se ha agudizado en el ser humano un desequilibrio emocional y psicológico que obedece aparentemente a múltiples factores. Se llega a pensar en primera instancia en el estrés, derivado de presiones laborales, conflictos económicos, familiares o de otra índole. Generalmente se cree que son los acontecimientos los que llevan a éste desequilibrio. Sin embargo la situación no es precisamente así, nuestras emociones, actitudes y comportamiento obedecen más a nuestro sistema de creencias, a nuestra realidad interna.
El cambio es una constante en nuestras vidas. Muchas veces nos ayuda a preguntarnos quiénes somos y hacia dónde vamos.
Estamos aquí, por nuestras decisiones, la vida nos pone muchos caminos y nosotros escogemos cual tomar y que tan preparados queremos ir para tomar ese camino.
Escoger es parte de nuestro día a día, tanto, que muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta. Por ejemplo, esta mañana decidí con que actitud empezaría mi día, decidí sonreír a quienes pasaban por mi camino y escogí a qué cosas les pondría atención y a cuales no, y así, es como armamos nuestro destino.
Para cada decisión tenemos muchas opciones. Algo que funciona si quieres salir de la rutina, es pensar fuera del radar, experimentar y tomar riesgos. Pero ten en cuenta siempre cuales son tus principios y que es lo que buscas lograr como persona, esto te facilitara el decidir lo mejor para ti.
Lo ideal es que cada quien tome sus propias decisiones, se pueden consultar opiniones, pero al final del día, tú eres el responsable de lo que eliges y por eso debes estar seguro de los pasos que das. Y para aquel que no sabe a donde va, mas le vale que no lleve pasajeros.
Recuerda que tú eres el único constructor de tu historia.
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